Las stories están destronando a los posts de toda la vida. Instagram es seguramente la muestra más evidente de ello, aunque también otras tantas aplicaciones de uso diario como Facebook o incluso WhatsApp cuentan con publicaciones en un formato similar a las historias que, en total, cuentan con 1.000 millones de usuarios diarios.

Por números, sorprendentemente es WhatsApp quien se lleva la palma: 450 millones de usuarios diarios utilizan la herramienta de historias de la famosa aplicación de mensajería, la denominada WhatsApp Status. Después de ella está Instagram, con más de 300 millones de usuarios activos al día, Snapchat –el pionero del formato–, con 191 millones de snapsdiarios, y Facebook Messenger, donde más de 70 millones de personas suben cada día sus historias en este formato.

© Proporcionado por The Objective Media SL Usuarios diarios (millones) de las stories por cada red social. | Gráfico: Cecilia de la Serna / The Objective

El éxito es tal que muy pronto el número de historias efímeras en estas redes superará al número de publicaciones en el feed. El director de producto de Facebook, Chris Cox, anunció recientemente en una conferencia que el ascenso del formato estaba siendo mayor del esperado. “El aumento del formato de stories está en camino de superar el próximo año a los posts como la principal forma en que la gente comparte cosas con sus amigos”, dijo. ¿Qué hace de estas pequeñas píldoras en el caballo ganador de estos gigantes tecnológicos? ¿De dónde vienen?

Snapchat, de creador a derrotado

Snapchat fue la red pionera en este tipo de contenidos. Sus famosos snaps, que no sólo desaparecían con el tiempo sino que además permitían al usuario controlar quién capturaba los mensajes enviados en formato de foto o vídeo, hicieron de ésta la red favorita para los millennials y, especialmente, para la Generación Z. Todo cambió con un “no”, en concreto con el que le respondió Evan Spiegel, CEO de Snapchat, a Mark Zuckerberg, máximo responsable de Facebook.

Las hostilidades entre Facebook y Snapchat se remontan al 2013, cuando Spiegel decidió rechazar y terminar tajantemente las negociaciones de compra para pasar a formar parte de Facebook por 3.000 millones de dólares. Esta suculenta oferta suponía el triple de lo que Zuckerberg había invertido en comprar Instagram tan sólo un año antes, pero Spiegel no quería que Facebook lo devorara. Fue entonces cuando Facebook decidió contraatacar, dejando claro que quien no estuviera en su ecosistema pagaría las consecuencias. El crecimiento de Snapchat se desaceleró en torno al 82% tras el lanzamiento de Instagram Stories, y ese era solo el comienzo. Más tarde llegaría ese mismo formato a Facebook y WhatsApp, dejando tocado y casi hundido al creador original de este formato, Snapchat.

Un formato que permite el olvido

Entre sus otros atractivos, las stories destacan porque desaparecen –al menos supuestamente– de ese gran pozo que es la red. Resulta curioso que en un tiempo en que Facebook se pasa la vida recordándote qué publicaste años ha, los usuarios todo lo que quieren es que sus historias desaparezcan en 24 horas. Y, para quien quiera guardarlas, ya está Zuckerberg para permitirle destacarlas en su perfil.

En los últimos años, el concepto de derecho al olvido ha cobrado especial importancia en el entorno digital y ha llegado hasta las legislaciones de medio mundo. El derecho al olvido está relacionado con el Habeas Data y la protección de datos personales, el derecho al honor, intimidad e imagen, y consiste básicamente en que los individuos tienen derecho a borrar su pasado en la red. Desde 2014 los buscadores como Google tienen en la UE la obligación de eliminar de sus listas de resultados aquellos enlaces que violen ciertos derechos de un ciudadano, a petición de éste, debido a una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. El olvido es una noción que tiene mucho que ver con la perennidad o la fugacidad de lo que somos en la red, y el formato de las historias ha revolucionado esa creencia de que en internet todo queda, y su carácter efímero es sin duda uno de los grandes culpables de su imparable éxito.

Cada vez más posibilidades

Además del carácter efímero del formato, hay otras razones por las cuales las stories están a punto de superar al feed como principal foco de publicaciones en las redes. La más importante es probablemente que permite un mundo de posibilidades a sus usuarios: desde inclusión de gifs, encuestas, personalización del contenido… Incluso música: Instagram está a punto de añadir stickers musicales a las historias. La creatividad adquiere otro nivel cuando hablamos de este formato, mucho más maleable que las clásicas publicaciones en los muros.

Por otro lado, las historias brindan un carácter mucho más personal a la interacción: en vez de recibir comentarios públicos, los usuarios obtienen respuestas privadas a sus historias, haciendo de la conversación algo más íntimo y controlable –el ciberbullying está a la orden del día– que en el muro. Ahora que las stories han derrocado al feed¿qué derrocará a las stories? Estaremos pendientes.